lunes, 16 de enero de 2012

Mi Historia del Kuel de Los Angeles ,Chile ,SudAmerica

MAPUCHES y/0 CHILENOS



Los veranos de mi infancia transcurren entre los viajes al campo de mis abuelos paternos en Los Ángeles y las visitas a mis abuelos maternos en Concepción, todo esto en compañía de mis padres que nos asentaban en nuestras familias de origen y de paso descansaban algo de las clases. Ambos siendo profesores tenían muchas horas fuera de casa durante la semana y sin embargo nos dedicaban los fines de semana para salir de excursiones con nosotros y mi padre aprovechaba de compartirnos su espíritu de aventura.
Las tías hermanas de mi padre o sus primas se encargaban de darme charlas de sobremesa sobre la importancia de llamarse Godoy Carrasco, y a raíz de esa semilla quedó en mi memoria una curiosidad más allá de la anécdota.
Muchos años más tarde, las únicas compañías de mis estancias en el campo paterno, eran mis primas hermanas, hijas de mis tíos, que a la fecha eran nueve y como algunos de ellos nunca se casaron, los demás se hicieron cargo de llenar las galerías de las casas paternas con nietos y nietas para el deleite de mis abuelos.
A mí me gustaba una de mis primas, para mí la más hermosa y femenina y la idealizaba entre medio de los juegos y los almuerzos familiares –Azucena – la llamaremos para no delatar su identidad.
Esos amores juveniles no dejaban de preocuparme, pues no era muy común y corriente lo de andar dándose besos con sus propias primas casi hermanas. Sin embargo había algo de prohibido y de casual que nos emocionaba. Y al crecer nos fuimos distanciando producto de los cambios de sitio de vacaciones de mi familia por balnearios más próximos a Santiago.
Cuando pasado los treinta años, pude volver a mis lugares preferidos en el campo paterno, comprendí que había en mí una marca indeleble de ese lugar y de sus personas .Pude desplegar mi pasión por la búsqueda y comencé a investigar las palabras de mis tías y las leyendas de mis tíos varones.
Ellos, los hermanos de mi padre, heredaron las casas de mis ancestros y conservaban algunas historias que se contaban en las largas conversaciones nocturnas, cuando nosotros los niños estábamos acostados, sin embargo como las habitaciones y las galerías de la casas estaban aledañas, era fácil escuchar estas historias y guardarlas en la memoria, como producto de un secreto familiar.

Por la cercanía del río Bío-Bío, siempre estuvo presente el tema mapuche, aunque muy mediatizado por las historias relacionadas al lugar de donde vivieron mis abuelos. Cada cual por su parte le correspondía un lugar como herencia de su padres y muy tardíamente me percate que los dos lugares son denominados con voces mapuches, el uno de mis abuelos Godoy, le llamamos Quilque, por el estero que pasa por el pueblo de Santa María de Los Ángeles y el otro, asociado a los parientes de mi abuela materna Carrasco, Cuel o Quiel .

Para nosotros era muy normal el uso de estos nombres y cuando pregunté me contestaron que mis parientes antiguos por el lado Godoy, huían de las incursiones mapuches si iban hacia el norte, no precisando los límites de esta huida, la historia es más precisa, Para mí esto puede explicarse siempre y cuando se logre unir los parentescos de la familia de los Godoy de Chillán.
Sin embargo tras esta continua alusión a las historias familiares relacionadas con lasos de parentesco, van asociadas otras consecuencias de esta consanguineidad tan marcada: aquí surge la chispa que anima mi posterior búsqueda en registro parroquiales de toda la zona del Laja.
Se nota claramente en las distintas generaciones de parientes Godoy –Carrasco, una tendencia a presentar cuadros de angustia y lo que hoy día llamamos como depresión, e incluso un rasgo muy marcado de melancolía más conocido hoy como bipolaridad e incluso esquizofrenia. Muchos casos de mis abuelos y tátara-abuelos se asocian a cuadros de esta patología sicológica.
Por lo tanto, lo aclaro con claridad: mi motivación fue la de dilucidar si esta situación fue producto de la consanguineidad; si esta existió y en qué grado. Lo que asumí como antecedente era la continua conexión de estos casos con los apellidos cruzados, Godoy con Godoy, Carrasco con Carrasco, etc.
Por lo tanto asumo como hipótesis de trabajo que la historia familiar consiste en una fuente de información que puede corroborarse con datos objetivos.
Para eso, primero converso con mis tías más antiguas, que son las que guardan estos nombres en su memoria y asocian sus vivencias con lugares y personas. Básicamente a partir de estas conversaciones, descubro que varios mitos pueden tener base real y otros constituyen anécdotas sin base comprobable.
Nota: un psiquiatra muy conocedor del carácter de mi familia, me señaló la característica más visible en mi familia paterna como la de ser “estoica”; (firme, sereno, impasible, resignado, paciente, tolerante) y en otras situaciones “hedonista” (placer, sibaritismo, sensualidad, voluptuosidad, materialismo, epicureísmo, utilitarismo). Antónimos: espiritualidad, mortificación??
La primera leyenda es que mis abuelos y bisabuelos concurrían a las ciudades de Laja y Rere a “chusquear “ quiere decir a “ remoler “, en definitiva, pasarlo bien con niñas de otras condiciones sociales y desatar las pasiones contenidas.
Esta leyenda la pude comprobar al revisar el registro parroquial de Laja. Descubrí allí una gran cantidad de Godoy y Carrasco que se registran en el periodo fundacional de la ciudad, a fines del siglo XIX.
Más decidor, obviamente, respecto a esta “leyenda” es que mis propias tías me confirmaran que estos abuelos dejaron varios hijos “naturales” en esta zona.
La segunda leyenda es la de que mis parientes huían de las incursiones indígenas hacia el norte. Está demás probar (probado?) que la familia Godoy está presente en el Norte Chico y Grande a través de los registros parroquiales de La Serena, Copiapó, Vallenar, Andacollo y Chañarcilo,
Hice la revisión de estos datos hasta llegar a conformar las línea de parentesco más antiguos registrados en Chile y puedo colegir que solo un matrimonio realizado en Copiapó de un señora Eugenia Godoy 25 años, nacida en Copiapó 1848, casó en Los Ángeles el 9 de Julio de 1874 con Manuel Lagos. El padre de Eugenia Godoy es Mateo Godoy, casado el año 1841 con Juana Morales en Los Ángeles.
Por lo tanto es posible establecer un vínculo -aunque de todos modos puede ser poco consistente- para demostrar esta tesis: me inclino a pensar que los Godoy de Los Ángeles -lo que sí está más cercano a poder comprobarse- pudieron tener relación de parentesco y de proximidad. Para establecer estas mudanzas (¿) serían los Godoy de Chillán, conociendo los datos que sobre ellos más adelante detallo.
La tercera leyenda es la del ancestro mapuche. Según las referencias del Señor Morris, estos serían los Carrasco. Acaban de llegar a mí los datos de una Agenda de la ciudad de Santa Fé (año ¿?) y en ella aparecen claramente asociados los Carrasco al Cuel o Kuel y solamente un Godoy en el mismo sector llamado Vistas de Cuel. Registros de propiedad posteriores al nacimiento de la ciudad de Los Ángeles lo avalan a partir de los años 1860-1890 (a quien?).
La cuarta leyenda es la de que mis parientes también tuvieron propiedades en el sector llamado Paso de Arena y Mesamavida, cosa que también pude comprobar por los antecedentes que aparecen en la Agenda de Santa Fé.
La revisión de los registros del Conservador de Bienes raíces y Registro de Notarios Públicos de Copiapó , Coquimbo,Vicuña, La Serena y Andacollo me dieron una visión de los vínculos y ramificaciones de la familia Godoy, que en un solo caso registra una mujer nacida en Copiapó, hija de Mateo Godoy, nacido y casado en Los Ángeles. Esto es un vínculo solitario, sin embargo, es probable que haya existido este vínculo.
Posteriormente registro el caso de los Carrasco Viveros del sector Fundo San José al poniente del Cerro Cuel. Ellos en los primeros años del siglo XX adquieren una mina de Azufre en Ollagüe y se radican en ella, dejando descendencia en Antofagasta y luego concurren a trabajar en “Auncalquincha” los hermanos mayores de mi padre.
Como conclusión, puedo afirmar, escuchadas las leyendas, mirados los rostros de la familia y los rostros de los alrededores del cerro de Cuel, vistos los archivos de parroquias y conservadores de una docena de ciudades y pueblos:
Tenemos datos precisos de la presencia de los Carrasco en el Cerro de Piedra hasta principios del siglo XX, a través de la Agenda de Santa Fé.
Los antecedentes que obtuve en el Conservador de Bienes Raíces y los Registros de Comercio de Los Ángeles reafirman las relaciones familiares y comerciales entre las familias Carrasco y Godoy en el sector de Cuel (y la presencia de las familias que se emparentaron con ellos; los Arriagada, Jara (de la Jara ), Inostroza, Benavides, Flores, Anabalón, San Martín y de la Maza.
Los vínculos entre ellos permitieron la red de influencia territorial que mantuvo en la familia el Cuel de Coyanco.
Los nombres de los antepasados se siguieron repitiendo en el tiempo, dejando una huella de continuidad (y de tragedia?) en las distintas generaciones.

Entrevista Al Arqueologo y antropologo NorteAmericano,Tom Dillehay en el lugar y en el Kuelde Huequecura.

http://www.youtube.com/watch?v=6dRpXi6FoWA

Alejandro Gilberto Godoy Gòmez

Diseñador grafico y heredero de esta historia del Cuel de Coyanco por mi familia paterna